Historia de cambio: Ramona Mota Ureña, beneficiaria de animales
Hace más de cuatro décadas, una niña de 13 años llamada Ramona Mota Ureña comenzó a ser voluntaria en un programa de nutrición. Su labor consistía en asegurarse de que los niños de su comunidad en la República Dominicana recibieran la alimentación saludable que necesitaban. El programa era gestionado por el Servicio Social de Iglesias Dominicanas.
Diez años después, Ramona empezó a enseñar a sus vecinos a leer y escribir a través de un programa educativo de SSID.
Hoy Ramona es madre y abuela. Si la visitas, es probable que encuentres a su pequeño nieto Roniel jugando cerca. Y sigue siendo tan comprometida con su comunidad como siempre. Además, mantiene su amor por SSID, su socio de confianza.
El capítulo más reciente de la historia de Ramona con SSID comenzó con un solo cerdo. Su esposo no estaba convencido. El cerdo era tan pequeño… ¿qué diferencia podía hacer? Pero Ramona insistió: «Déjame criarlo. Puedo hacerlo crecer».
Y así fue. Creció, tuvo crías, y esas crías también crecieron. Ahora, Ramona dirige una próspera granja porcina que ha transformado su vida en múltiples formas. Cuando nuestro equipo la visitó recientemente, tenía decenas de cerdos, y once de ellos estaban preñados.
Los cerdos son una inversión valiosa para una familia en esta región de la República Dominicana. Una cerda puede parir camadas grandes de 10 a 12 lechones a la vez, y una madre saludable puede dar a luz dos veces al año. Las familias pueden consumir la carne para mejorar su alimentación o vender los lechones para obtener ingresos.
El negocio le dio estabilidad a Ramona. Tiempo atrás, había comenzado a planear la apertura de una tienda de comestibles para su comunidad. Cuando empezó a vender lechones gracias a su granja, pudo terminar de construir y surtir la tienda. Esto significó una fuente adicional de ingresos para su familia, y su hijo la ayuda a administrar el negocio. Con el tiempo, también ha logrado ahorrar lo suficiente para construir una nueva casa. Ramona dice que le encanta poder construir activamente el futuro de su familia. Ya no espera en casa a que llegue el sueldo militar de su esposo; ahora trabaja arduamente y ve los resultados.
Pero la tragedia golpeó su vida: su esposo falleció. Con la pérdida, además del dolor, vino la preocupación por cómo sostenerse sin su ingreso. La granja de cerdos les permitió salir adelante y garantizó que Ramona pudiera seguir manteniendo a sus hijos y nietos. En los años posteriores, ha enfrentado otros momentos difíciles: sufrió una fractura en la pierna tras ser atropellada por un automóvil, y también perdió a su madre. A través de todo esto, SSID ha estado a su lado. Ramona sabe que siempre puede contar con nosotros, y trabajar con sus animales le ha servido como una distracción bienvenida en tiempos de tristeza.
Hoy, Ramona es una líder comunitaria. Cuando alguien busca una recomendación sobre dónde comprar un cerdo saludable, siempre terminan dirigiéndose a ella. Si un agricultor tiene una cerda preñada que está por dar a luz, la lleva a la granja de Ramona o la busca para que le ayude. Como parte del programa, cuando recibió su primer cerdo, tenía la obligación de donar lechones a sus vecinos para compartir la prosperidad. No solo lo hizo, sino que ha continuado regalando cerdos y vendiendo algunos a la escuela local a precios reducidos para los almuerzos escolares. Además, se ha convertido en un centro de formación sobre la crianza de cerdos saludables y dedica gran parte de su tiempo a compartir su conocimiento con la comunidad.
Recientemente, le preguntamos a Ramona qué le diría a los donantes de CWS en los Estados Unidos. Su respuesta fue algo que hemos escuchado en muchas partes del mundo y que siempre es poderoso de oír. «Las personas en esta comunidad no están buscando limosnas», dijo. «Quieren trabajar. Quieren que alguien les enseñe a trabajar de una manera que ayude a sus familias. Eso es lo que realmente necesitan».
Eso es precisamente lo que la familia de SSID y CWS hace posible cada día. En el pasado, la familia de Ramona no siempre tuvo suficiente. Cuando recibió un cerdo, recibió una oportunidad para generar ingresos y el apoyo necesario para comenzar. Ahora, ella quiere que sus vecinos tengan la misma oportunidad.
Un solo cerdo. Eso fue todo lo que hizo falta. Un cerdo, una mujer trabajadora con un gran corazón y un espíritu de comunidad. Y gracias a eso, su comunidad es un lugar mejor.
Una mujer resiliente en todo el sentido de la palabra. Ejemplo para su comunidad!!